jueves, 9 de julio de 2009

Atenas 2009

Consagrado a San Lucas, un eremita y sanador local, el Monasterio de Osios Loukas fue construido hacia el año 1011 por el emperador Romanós. El plano octogonal de la iglesia principal se convirtió en una referencia para la arquitectura bizantina y los mosaicos atestiguan el apogeo del arte bizantino.






Los mosaicos cumplen con las características generales de este periodo:

  • Todas las partes abovedadas están recubiertas de ricos mosaicos con fondo de oro.
  • La composición respeta la denominada Perspectiva Jerárquica, que consiste en representar las figuras proporcionadas según su jerarquía en lugar de su disposición en el espacio.
  • Los fondos dorados anulan todo intento de representación espacial tridimensional.
  • Las figuras son alargadas y no volumétricas. Sólo se logra dar una cierta idea de movimiento a través del drapeado de las ropas. No hay modulación del color ni representación de escorzos. En cambio sí se utiliza el plano rebatido.
  • Lo que interesa es la interpelación de la figura con el público, su mirada y no sus acciones. Por eso las figuras presentan una clara tendencia a la frontalidad en lugar de estar representadas de perfil en actitud de interactuar.
  • Aparece la figura del Cristo Pantocrator, es decir todopoderoso o que todo lo gobierna, encerrado en la mandorla (almendra en italiano), marco de encierro en forma elíptica que se utilizaba para representar a Cristo triunfante. En esta época desaparece la figura del Cristo bondadoso para ser reemplazada por uno severo, asociado al poder absoluto del emperador.

El nártex se encuentra dividido en dos arcos de medio punto, en tres compartimentos abovedados en arista, y abierto por las dos extremidades por dos ventanas gemelas, por encima de las cuales se encuentran dos nichos semicirculares.






El tema representado en la junta que se encuentra por encima de la ventana lateral izquierda, es la Santa ablución o lavado de pies. Cristo, vestido con túnica dorada, recubierto de una capa púrpura, está arrodillado delante de San Pedro a quien lava los pies. De cada lado de este grupo, cinco apóstoles forman un grupo compacto. El artista ha variado las actitudes y las expresiones. El tema de la santa ablución es casi tan rara como la de la incredulidad de Santo Tomás.







Sobre el muro oriental del nártex, en el tímpano de la primera arcada, se representa la Anastasis o Resurrección de Cristo (episodio del nuevo testamento en el que Cristo baja a los Infiernos para abrirle las puertas del cielo a los patriarcas). Cristo está representado de frente, de pie, vestido con una túnica blanca y una capa del mismo color. Es sólo en el drapeado donde se representa el movimiento. Con la mano derecha, Cristo planta sobre la montaña una cruz de doble travesaño, signo de redención. A la derecha, Adá n arrodillado, detrás, Eva, de pie. A la izquierda, David y Salomón, vestidos con ropa imperial.









Del lado derecho del nártex, en un nicho semiesférico, aparece representado el tema de la incredulidad de Santo Tomás, tema prestado del Evangelio de San Juan. En medio, Cristo está sentado, vestido con una túnica dorada y azul, y coronado de un halo en forma de cruz. Levanta la mano derecha donde se puede apreciar la marca de las llagas, con la izquierda muestra la herida en su costado derecho. De todo su cuerpo surg en rayos dorados. Delante de Cristo, Santo Tomás, arrodillado, mete un dedo en la llaga para comprobar que su maestro había efectivamente atravesado por el martirio. De cada lado de este motivo central, cinco apóstoles están de pie, sin halo. El artista ha intentado variar la expresión de los rostros y marcar los personajes con rasgos particulares y personales. La incredulidad de Santo Tomás es un tema raramente representado en los mosaicos bizantinos.







Por encima de la puerta de entrada que lleva a la iglesia, Cristo está representado en busto. La mano derecha señala las Sagradas Escrituras, la izquierda, escondida bajo la capa, sostiene el texto escrito en griego. Su rostro severo corresponde al Cristo Pantocrator tal como lo representa la escuela bizantina a partir del siglo once.






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